Tuvieron que enfrentarse a los prejuicios de la sociedad, de sus profesores y compañeros.
Recibieron peores sueldos, a menudo sus trabajos fueron ignorados por ser mujeres o, directamente, sus compañeros o superiores se apropiaron de sus descubrimientos. Hasta tuvieron que luchar por cosas tan básicas como tener un baño de mujeres en su lugar de trabajo.
Muy pocas de ellas recibieron en vida el reconocimiento que merecían.
Son muchas las mujeres pioneras de la astronomía que han contribuido con su trabajo a que hoy comprendamos algo mejor el universo.
Henrieta Swan Leavitt, Cecilia Payne-Gaposchkin y Vera Rubin lograron superar obstáculos en los que aún hoy muchas mujeres podrían reconocerse y permitieron cambiar la forma en la que entendemos el cosmos, inspirando a nuevas generaciones.