Cada año, la festividad de Urkupiña, celebrada en Quillacollo, no sólo congrega a feligreses de Bolivia y el mundo, sino que también genera un importante impacto económico en la región.
Con la llegada de más de 3 millones de personas, se estima que este año la fiesta mueva aproximadamente 79 millones de dólares en diversos rubros, sostuvo la directora de Turismo y Cultura de la Gobernación, Luz Ordoñez. Entre ellos, la venta de artesanías, como las que ofrece Olga Amurrio, quien, desde hace 50 años, se dedica a “vestir virgencitas” en su tienda Artesanías La Soledad.
“Se utiliza la tela que le guste a los clientes, el color que quieren y la vestimos”, explicó. Cuidando cada detalle y utilizando alfileres para armar los trajes, en media hora, Amurrio viste una imagen. “Hay que saber vestirla”, comentó. Añadió que, como es tradición, “cada que cumple años, se tiene que cambiar de ropa a la mamita”.
A unos pasos del templo San Ildefonso, desde hace 34 años, Marlene Coca ofrece diferentes artículos religiosos, desde miniaturas hasta grandes réplicas y novedosos llaveros con la imagen de la Virgen en 3D. “Aunque la venta está más o menos este año, ya está llegando gente”, indicó. Resaltó que el mayor movimiento ocurre desde mediados de julio hasta septiembre.
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